La comunicación científica en la era digital

Las tecnologías digitales están favoreciendo un profundo cambio en los canales a través de los que se comunica la ciencia, así como en los formatos y en los propios públicos que se crean a partir de estas nuevas dinámicas. La popularización de internet ha conseguido ampliar enormemente la variedad de contenidos científicos disponibles, haciendo posible que personas con conocimientos pero sin acceso a los medios tradicionales, puedan crear su propia oferta de divulgación. La proliferación de páginas web, canales de vídeos y de podcast, así como las redes sociales, han contribuido a generar públicos que ya no dependen de los medios de comunicación para estar informados y que, a menudo, consumen temas especializados. Así, surgen iniciativas que ofrecen contenidos muy concretos, como es el caso del podcast Geocastaway, dedicado a las Ciencias de la Tierra, o el canal de Youtube del Instituto de Física Teórica, que atraen a personas con conocimientos sobre estas áreas pero también a curiosos que pueden acabar enganchados.

Internet se convierte de esta manera en un enorme kiosko virtual, a demanda y personalizado. Una red en la que puedes elegir acudir a una gran superficie, como Youtube, si buscas vídeos, Ivoox, Tunein o Itunes, si prefieres los podcast o CienciaSfera, uno de los principales agregadores de blogs sobre ciencia. En muchas de estas plataformas, cumplimentar la suscripción permite personalizar la demanda, descargar a través de aplicaciones para dispositivos móviles las novedades y recibir sugerencias en base al perfil del usuario. Para usuarios que disponen de más tiempo, o que disfrutan con la búsqueda de novedades, también existe la opción de seleccionar contenidos al detalle. Rastrear los mejores contenidos sobre un tema de interés requiere, es sí, cierta pericia y ojo crítico, ya que la red de redes se enmaraña fácilmente con historias muy poco fiables.

Los cambios que favorecen el desarrollo de internet no solo benefician al público, que cuenta con una oferta muy amplia, y a las personas interesadas por la divulgación, que ven posible generar sus propios canales de comunicación directa con el público, los medios de comunicación tradicionales también amplían su difusión. Las ediciones on line de los periódicos se liberan de la tiranía del espacio. Los textos se pueden desarrollar, completar con infografías, galerías de fotos, vídeos y audios, con enlaces de hipertexto…La capacidad de llegar al público de forma amena y atractiva se multiplica.

Para las emisoras de radio, las emisiones on line acaban con la limitación impuesta por el alcance de la señal. Se generan nuevos hábitos entre el público, que ya no necesita escuchar el programa que le gusta en directo, La radio del siglo XXI se escucha cuando, como y donde uno quiere, si lleva un móvil en el bolsillo. Los programas perduran en el tiempo. Más aún, el consumidor de programas de ciencia ya no necesita estar pendiente de las emisoras que los producen, basta con que se suscriba a los podcast y deje que el contenido fluya. En cuanto a la televisión, ocurre algo parecido con sus páginas web, que ofrecen su programación a la carta. Una programación que cada vez se separa más del concepto de cadena cuando entra a formar parte de plataformas de vídeo.

Deja un comentario