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Cuando millones de personas de todo el mundo, de edades y realidades socioculturales diferentes, se lanzan a participar en un videoclip colaborativo como Don’t Stop Me Now, entran a formar parte, en cierta manera, de una comunidad. La comunidad de admiradores de uno de los grupos de rock más importantes que posiblemente se vea en mucho tiempo. La música despierta emociones que realmente unen a las personas.
En este videoclip, concretamente, se pide a los participantes que sigan una coreografía establecida, fácil de seguir, y que expresa lo que dice la letra: déjame disfrutar del momento, estoy a tope. A medida que avanza la canción la emoción va en aumento entre quienes bailan , y también entre quienes disfrutamos del espectáculo y, de paso, del espectacular montaje técnico. Les une la música, el mensaje de la canción, la alegría que se siente al bailar y, posiblemente, el querer ser parte de algo duradero: una obra única, un homenaje a Queen que quedará en los anales de la historia. O al menos en los de Youtube.
¿Por qué se han animado a realizar los vídeos? Grupos de rock como Queen despiertan pasiones desde hace décadas y la prematura muerte de Freddie Mercury puede intensificar esa conexión emocional que muchos seguidores sienten con el grupo. Que aparezcan bailarines de edades y aspectos tan diferentes, con paisajes tan distintos, incuso con ese punto naif de vestir trajes regionales, muestra que, por encima de las diferencias, les une la música y las ganas de formar parte de un asombroso proyecto. La propuesta del grupo, por una vez, les transforma en artistas, en los protagonistas sobre el escenario. Un escenario, además, que se abre, literalmente, ante millones de personas de todo el mundo. Cómo no apuntarse a algo tan multitudinario y emotivo. Las personas que aparecen en este videoclip tienen una historia bonita que mostrar y tanto ellos como quienes no han sido seleccionados, se lo habrán pasado en grande bailando. Y esa ya es una motivación suficiente.
