Mi percepción de la ciencia es que se trata de un sistema de conocimientos que ayuda a comprender el mundo. En sus diferentes ramas, ya sean ciencias naturales, formales o sociales, favorece la comprensión del entorno en el que nos movemos, desde la escala microscópica a la inmensidad del universo, y ayuda a comprender al ser humano, como ente biológico que se relaciona con su entorno e interactúa con sus semejantes,
La ciencia produce conocimientos en base a análisis sistemáticos y verificables, que pueden evolucionar y modificarse con el paso del tiempo y con la aparición de nuevos datos y de nuevas hipótesis. Aunque la ciencia, en cierta manera, pone orden en un mundo caótico, se trata de un orden que no es inmutable, que puede cambiar con el tiempo y con las personas. Al fin y al cabo, la ciencia es producto de la cultura humana, no es infalible, y lo que hoy es una hipótesis plausible puede caer en el descrédito en unos años.
La ciencia no es inmutable ni infalible y se ve influenciada, además, por los sesgos y experiencias subjetivas de aquellos que la producen. Pero también se dota de métodos de confirmación de resultados y de verificación que sirven para superar estos obstáculos. Aprender del error es una gran enseñanza y, de hecho, aplicar el método científico a ámbitos de la vida en los que nos dejamos llevar por creencias o valoraciones de terceros puede depararnos grandes sorpresas.
La ciencia es una gran herramienta, pero puede usarse con todo tipo de intenciones. La actitud favorable o desfavorable hacia sus resultados dependerá del grado de conocimientos que se tengan. Para formarse una opinión sobre cualquier asunto que tenga que ver con el desarrollo científico es importante hacerse una idea lo más detallada posible sobre el tema en cuestión, buscando también información contraria a nuestra posición de partida. Curiosamente, la ciencia que anima a fomentar el espíritu crítico, a alejarse de la credulidad, ve también como una parte de la sociedad se vuelve escéptica hacia el conocimiento que genera.
Una cuestión que a menudo surge en relación a los resultados de la ciencia es ¿Y esto para qué sirve?. Quienes nos dedicamos al periodismo llevamos esta pregunta por bandera porque sabemos que es lo que se preguntan los lectores, o los oyentes. La utilidad de la ciencia es una cuestión, en particular, sobre la que se cambia de opinión hablando con científicos. Cuando hablan de la belleza de una fórmula física o de una demostración matemática puede resultar un tanto insólito pero, ¿acaso alguien se pregunta para qué sirve una pintura o una canción?. Además, siempre queda la lógica de pensar que los avances en ciencia básica pueden tener algún tipo de aplicación en el futuro.
La ciencia debería llevar colgado siempre un cartel que ponga «En permanente construcción» y en la letra pequeña instrucciones que incluyan tocar, agitar, modificar y probar de todas las maneras posibles.
